Soy Cofrade

Era un sábado de luna llena el pasado, mas no era Semana Santa
estábamos a más de 300 kms, mas estábamos en Sevilla,
gracias a nuestra imaginación hicimos un recorrido por nuestra amada Sevilla

Mientras otros se esparcian por el cesped de botellon intentando pasarlo bien, nuestro entretenimiento eran los momentos vividos y sentidos.

Recordando aquella mujer con su hijo que caminaba 20 metros mas delante y se paraba al llegar a un cruce, por detras de Santa Justa, cuando el Polígono aun salía un Sábado de Pasión.
Aquella otra señora con las piernas hinchadas que se aferraba al canasto de la blanca Paz por la Avenida, antes de pasar por el Arco del Postigo buscando la Carrera Oficial.

Coincidiamos, casi seguros de la incomparable belleza que supone ver un paso de palio moverse por Sevilla, unirte a él, tocarlo, si procedía cangrejear, para después verlo marcharse con una nostalgia sin límites en la lejanía.
Calentitos en el puente, buenas tapas en coloniales por el Arenal ó en la Plaza Cristo de Burgos.
Sangre de Cristo del Garlochi de Boteros.
Alfalfa de mascotas domingueras, de Antonio de los caracoles, de Horno de buenos cafes.
Todo es distinto en Sevilla...

Igualmente el barecito Velazquez donde la calle Feria se hace callejuela, barecito vecino de la magestuosa e incomparable Amargura. Apuntalado su techo, dueña malpeinada, bar humilde en ruinas, pero de gente honesta con arte.Bar de la Choni, que ya no existe.


Nada es como Sevilla, ningún pasopalio se mueve como en Sevilla, Sevilla una y mil veces Sevilla,
Sevilla en el corazón, el sentimiento y la razón perdida ante un amor sin mesura.
Solo tu presencia me sabe a Sevilla.
A tí, por esos momentos vividos, y que a buen seguro viviremos de nuevo