Soy Cofrade

Llegaste silenciosa
y mi alma te esperaba
acampando entre nosotros.

Bella niña de primavera.
Nos envuelves, embrujas y seduces,
una vez más, otro año más.

Estas en el encuentro con el primer nazareno, al doblar una esquina , el cual te dan ganas de cojerlo a hombros, como los buenos toreros tras una expléndida faena.
En esa emoción que siente esa joven que por primera vez lucirá su mantilla, y te alarga el brazo para pasear con ella de templo en templo.
En los nervios del músico, que habrá de mojar sus labios al secarse tras tocarte una de tus bellas marchas.
En ese sudor del costalero, en el cansancio del nazareno de tramo, en la emoción que dejan entrever esos dos orificios por donde esta semana caminamos por la vida,y entre las gentes.
Estas en ese niño que tras ver una cofradía le ruega a sus padres que le compren un pequeño tambor de juguete en el puesto callejero.
En esa anciana que cada Domingo de Ramos camina con dificultad acompañando el palio de la Virgen de la Paz desde la Puerta de Jerez hasta la Catedral, sus piernas no permiten ir más allá.

Tu, Semana Santa existes, eres un ente con vida propia, tan antigüa, tan cambiante, nunca eres igual.
Al igual que se habla del espíritu de la Navidad, yo vengo ahora a decirle a los cofrades que existes, una joven por la que no pasan los años, tan antigüa, y tan renovada.

Dejame olerte en el incienso, te miraré, como ante un espejo, en el reflejo del cristal del escaparate. Te adivinaré en la sombra desdibujada de la fachada.
Aunque el cofrade se lleve desengaños, de que se generen envidias y traiciones, tu presencia real se hace presente en esta semana, todos hablarán de ti.

Quiero quedarme afónico tras gritar tu nombre, una y mil veces, al viento, desearía que los pasos de palio pudieran entrar a las cárceles, a las habitaciones de los hospitales, que durante estos dias seas la compañera fiel de los solitarios.
Lo que durante tantas noches se soñó, ahora sera realidad, y cuando hoy Domingo de Ramos amanezca y el sol quede reflejado en tu cara, desearé besarte en los labios, con la dulzura que solo sienten los enamorados.
Y cuando dentro de una semana me digas adios, quiero decirte que seguiras habitando en mi, en mis recuerdos, en el recóndito tic tac de mi corazón y en la sempieterna nostalgia que acompañará mi vida, esperándo y deseándo todos los días tu llegada.